Donde sea que apuntemos la mirada hay imágenes: en las redes sociales, en los carteles de la calle, en libros o en los mensajes que nos mandan nuestras tías. Esa abundancia de estímulos visuales puede sentirse abrumadora. Desde la primera mano que se pintó en una caverna hasta el meme más reciente hay una línea imaginaria que une cada imagen. ¿Nos pueden servir para algo las horas de scroll en internet? ¿Podemos guardar en nuestros cuadernos lo que vemos a diario?